¿Has sentido el frío de la muerte?. Diferente, recalcitrante, aterrador, tan infinito….doloroso, como punzantes estacas que rasgan la carne al penetrarla sin piedad…sin espera pues es el momento. Dolor que estilla los huesos y nos deja ¨queriendo¨…quizás tener un poco más de tiempo...
Si, has debido tenerla tan cerca que, como no sentirla, conocerla. Hedor que hiela, paraliza y da el aviso de una no deseada visita, por mucho que la esperemos.
Llanto, estallidos, desmayos….manifiesto de dolor que a veces no es más que el aullido de la conciencia ante la imposibilidad de remediar el desasosiego que hemos causado.
¨Cuando suenen las campanas veré a tío Julián , porque ahí nos juntamos to´¨, así decía mi tío José Ramón, quien demostró ser mi cómplice, mi amigo y… mi tío siempre que le necesite. Hace tres años partió a ese viaje sin retorno, yéndose solo aunque hablado estaba quien no podía faltar a su despedida y así irse ¨tranquilo y complacido¨. Su hermana mayor, mi madre, quien después de más de cuatro años sin tener el tiempo ni el dinero para visitar a su única hija y nietos, vino a despedir a su hermano, al que por más que le pidió tampoco pudo complacer cuando aun podía disfrutarla. Lo que no termino y nunca podre entender. Así mismo fue, sonaron las campanas y todos acudieron a la cita familiar…a la que él solo faltaba, cuando eran otros quienes citaban, por desconocimiento, que pocas veces se dió.
Más yo, quien estuve cerca de él, quien preparo sus atavíos y equipaje para su viaje, no pude despedirme pues después de permanecer tres días en la funeraria, porque fue preparado para esperar la última visita terrenal que venía del norte, llegada la hora del recorrido hasta el campo santo, yo estaba fuera al pendiente de que todo estuviera dispuesto a su llegada al campo santo y en lo que habrían de comer aquellos, que incluso tenían años no se interesaron por saber de él y que luego nos honrarían con su compañía hasta, quizás, la próxima vez….absurdo no crees. Sacrificios que hacemos cuando ya no hay nada que remediar…que necios nos empeñamos en ser.
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